Refugios monumentales y portátiles, lugares para detener el paso y escuchar el pulso incierto de nuestro tiempo.
Allí, donde lo sagrado se confunde con lo natural, emergen como templos efímeros en paisajes apartados y en apenas 25 minutos, un santuario se alza. Habitados por la Orden de Mixtos y Conversos, son arquitectura de tránsito para quienes buscan huir de los tecno-feudos y reencontrar: un respiro, una grieta en la prisa, un umbral hacia el silencio y la conexión.














